San José Costa Rica / Es indudable que la campaña política no se detiene en Zapote y hoy, como era esperado, los vientos del 2026 soplaron en Cuesta de Moras en un discurso cargado de matices electorales y retórica combativa, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, presentó su tercer Informe de Labores 2024-2025 ante la Asamblea Legislativa, mientras en la Plaza de la Democracia escasas 100 personas atendieron al llamado presidencial de una manifestación masiva en apoyo a Rodrigo Chaves..
Durante su intervención, Chaves destacó los logros de su administración, criticó duramente a las instituciones del país y llamó a una «transformación profunda» del Estado costarricense. Sin embargo, el tono confrontacional y las acusaciones sin pruebas específicas han generado reacciones mixtas, mientras los datos económicos respaldan parcialmente su narrativa de progreso. A continuación, analizamos los puntos clave del discurso, su veracidad y el contexto político que lo enmarca.
Logros Económicos:
Chaves afirmó que «la economía de Costa Rica es ejemplo en toda Latinoamérica», citando mejoras en desempleo, pobreza, inflación, tipo de cambio, inversión extranjera y crecimiento económico. Los datos respaldan gran parte de esta narrativa. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Costa Rica ha mantenido un crecimiento del PIB superior al 5% desde 2021, con una proyección del 3.9% para 2025. El desempleo ha disminuido, la inflación se mantiene controlada por debajo del rango meta del Banco Central, y la inversión extranjera directa alcanzó los USD 3.921 millones en 2023, según el Banco Mundial.
El presidente también destacó la reducción de la pobreza y la desigualdad, afirmando que «la justicia social dejó de ser un discurso». El Banco Mundial confirma una disminución de la pobreza, aunque advierte que el crecimiento económico ha beneficiado principalmente a sectores privilegiados, y la desigualdad sigue siendo un desafío. Proyectos de infraestructura, como el programa «Hacienda Digital» y el Climate Resilient Recovery Project, respaldan las afirmaciones de Chaves sobre desarrollo en regiones olvidadas, como costas y fronteras. Sin embargo, la falta de detalles específicos sobre vivienda digna para «miles de familias» deja algunas promesas en el terreno de lo ambiguo.
En salud, Chaves celebró la modernización de hospitales y la reducción de filas en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). El Banco Mundial reporta avances, como el equipamiento del 90.1% de las unidades de atención primaria con el Registro Único Digital de Salud, pero no hay evidencia concreta sobre la reducción de tiempos de espera, lo que matiza el optimismo presidencial.
Seguridad: Promesas Frente a una Realidad Violenta
Uno de los puntos más controvertidos del discurso fue la afirmación de que el gobierno está «protegiendo nuestras calles» y «recuperando la paz». Chaves resaltó un aumento en la presencia policial, tecnología en cárceles y mejoras en el monitoreo portuario para combatir el narcotráfico, incluyendo la donación de escáneres anunciada en febrero de 2025. Sin embargo, estas declaraciones chocan con la realidad: Costa Rica enfrenta una ola de violencia sin precedentes, con más de 2.000 homicidios desde que Chaves asumió el poder en mayo de 2022. Una encuesta de 2024 del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) revela que el 41.8% de los costarricenses considera la inseguridad como el principal problema del país, un aumento significativo desde el 13.3% en 2022.
El presidente propuso leyes más duras, como la prisión preventiva para delincuentes peligrosos y la extradición de costarricenses vinculados al crimen organizado (expediente 23,701). Aunque estas iniciativas reflejan su postura de «mano dura», su implementación no está confirmada, y la oposición critica que estas medidas no abordan las causas estructurales de la violencia y la renuncia presidencial a firmar leyes emitidas desde la Asamblea Legislativa en materia de seguridad y omitió reconocer el fracaso del poder ejecutivo en materia de prevención.
Críticas Institucionales: ¿Reforma o Ataque?
El discurso de Chaves se caracterizó por un tono beligerante hacia el Poder Judicial, la Asamblea Legislativa y la Contraloría, a los que acusó de ser «capturados» por élites y de sabotear el desarrollo del país. Afirmó que estas instituciones son las «peor valoradas» por el pueblo, citando una supuesta marcha del 18 de marzo como evidencia del descontento popular. Sin embargo, no hay registros públicos de dicho evento, lo que pone en duda su veracidad.
Las críticas al Poder Judicial, al que llamó una «monarquía judicial», y a la Fiscalía, por supuesta inacción en casos de corrupción, carecen de evidencia específica. Aunque el Bertelsmann Transformation Index (BTI) 2024 señala problemas de confianza en la democracia costarricense, con un 64% de ciudadanos priorizando ingresos básicos sobre elecciones, no hay pruebas de una «red de cuido» o de fiscales actuando arbitrariamente, como afirmó Chaves. Estas acusaciones se ven complicadas por las investigaciones en curso contra el propio presidente por presunto abuso de poder y financiamiento ilegal de campañas, lideradas por el fiscal general Carlo Díaz, lo que sugiere un conflicto personal en su narrativa.
El llamado a reformar la Constitución y el sistema de elección de diputados refleja una preocupación legítima por la burocracia y las leyes obsoletas, pero el tono populista y la falta de propuestas concretas generan escepticismo. La oposición, liderada por figuras como Rodrigo Arias, presidente de la Asamblea, acusa a Chaves de desviar la atención de problemas no resueltos, como la violencia y las investigaciones en su contra.
Retórica Populista y Polémica
El discurso recurrió a un lenguaje emotivo, comparando al pueblo con un «jaguar que ruge» y al gobierno con una «chispa del cambio». Frases como «el enemigo tiene nombre, rostro y apellidos» buscan movilizar a la ciudadanía, pero su vaguedad y falta de pruebas alimentan temores de polarización. Informes recientes, como el de la Universidad de Costa Rica y la Fundación Heinrich Böll, advierten que la retórica de Chaves contra la prensa y las instituciones amenaza la libertad de expresión y la democracia liberal. En 2023, la Sala Constitucional ya dictaminó que el presidente violó la libertad de prensa con ataques a medios como La Nación y Teletica.
Además, el contexto legal de Chaves agrega tensión al discurso. En abril de 2025, el fiscal general solicitó levantar su inmunidad presidencial por un escándalo de concusión relacionado con un contrato de $405.000, según Reuters y Tico Times. Estas acusaciones, que involucran presuntos desvíos de fondos a un aliado cercano, contrastan con su imagen de un gobierno «que no roba».
Reacciones y Perspectivas
El discurso generó reacciones polarizadas. En redes sociales, algunos usuarios celebraron el enfoque en resultados económicos y la crítica a las élites, mientras otros lo calificaron de divisivo y autoritario. Publicaciones en X, destacaron frases del discurso, como la necesidad de transformar el Estado y la acusación de sabotaje institucional, reflejando el impacto de su mensaje en la opinión pública. Sin embargo, el líder legislativo Rodrigo Arias y otros opositores han rechazado las afirmaciones de Chaves, señalando que su gobierno no ha abordado eficazmente la crisis de seguridad.
Chaves pisoteó nuevamente la línea que separa el discurso de la beligerancia política e instó a los costarricenses a elegir en 2026 una Asamblea Legislativa con «patriotas» dispuestos a reformar el sistema. Este llamado, aunque inspirador para sus seguidores, plantea preguntas sobre su intención de influir en el proceso electoral, especialmente dado que no puede buscar la reelección. Algunos analistas especulan que podría aspirar a un escaño legislativo, como sugieren fuentes cercanas al gobierno.
Conclusión
El Informe de Labores 2024-2025 de Rodrigo Chaves combina logros verificables, como el crecimiento económico y las mejoras en infraestructura, con una retórica populista que polariza al país. Si bien los datos internacionales respaldan su narrativa de progreso económico, las afirmaciones sobre seguridad y las acusaciones contra las instituciones carecen de sustento sólido y reflejan un estilo de liderazgo confrontacional. En un contexto de investigaciones legales y una creciente crisis de violencia, el discurso busca consolidar el apoyo popular mientras desafía el statu quo.